En la era digital en la que nos encontramos, donde los avances de tecnología y comunicación han llegado a grandes niveles de desarrollo, la caída de un software esencial de una empresa como el sistema SAP es un hecho inaceptable.
Más allá de las consecuencias de reputación y confianza que puede sufrir el negocio por no poder atender con normalidad su operación por la caída del sistema, se deben contemplar las pérdidas económicas que esto puede significar.
Según datos de la consultora internacional IDC, una empresa podría tener pérdidas por un promedio de $ 100 mil (por hora), si experimenta una falla en su infraestructura, mientras un fallo de una aplicación esencial puede restarle a la empresa entre $ 500 mil y $1 millón en el mismo lapso.
Ante la realidad de estas situaciones empresariales, la tendencia de migrar el software de planificación de recursos empresariales (SAP) hacia un proveedor de nube toma relevancia.
“El servicio de nube y en general la nube 4.0 ha evolucionado para atender las tendencias del sector, pasando de ser solo un servicio de almacenamiento de información, como se ha creído, a ser un servicio que puede resguardar la seguridad, el funcionamiento y la calidad de sistemas críticos de una empresa, todo con el objetivo de darle continuidad a los negocios”, explicó Marco Aguilar, nuestro Gerente de Nube 4.0
De acuerdo con valoraciones del gerente de división Soporte SAP e infraestructura de CMA Tecnología, Alejandro Quesada, al trasladar el software SAP la responsabilidad de supervisar, monitorear y atender con precisión los problemas que pueda presentar el sistema, son responsabilidades que quedan en manos de un equipo técnico capacitado y que está dedicado 100% a esa labor, por eso las posibilidades de sufrir una caída del sistema se ven reducidas.
Además de significar la seguridad de tener bajo control el óptimo funcionamiento de la operación de SAP, la práctica de alojar en la nube este tipo de sistemas claves del negocio conlleva ahorro en recursos económicos ya que la empresa no tendría que incurrir en la compra de un data center propio, la actualización de sistemas de ciberseguridad, de licencias y la dedicación exclusiva de un grupo de profesionales a la administración del centro de datos.